Opinión

ECO DESDE EL MONUMENTO El muro y la posición de Hipólito Mejía

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Por: Rafael A. Escotto

 

«Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes».

Friedrich Nietzsche

 

El expresidente de la República, Hipólito Mejía, expresó sus dudas de que el país cuente con los fondos suficientes para construir una verja que abarque todas las zonas de la frontera domínico-haitiana.

Se supone que Rafael Hipólito Mejía Domínguez es una de las personas más bien informadas que tiene el país por su doble condición de expresidente de la República y por ser el líder más respetado del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y, además, un político cuya opinión sobre diferentes aspectos de la vida política nacional no varía un ápice estando en el poder o fuera de él. Esta característica ha sido parte fundamental de su personalidad.

Enfatizó: «Yo no creo que hayan los suficientes fondos para hacer completa (la verja), los trescientos y pico de kilómetros, pero si es una decisión del presidente, yo la respeto… no conozco los detalles de la última seguridad del Estado, yo soy respetuoso».

Ningún dominicano sensato imaginó que la presagiada verja que delimitaría la frontera dominico-haitiana era un proyecto económico y políticamente posible. Parece existir un interés muy pronunciado de explorar una fusión de las dos islas, a pesar de existir circunstancias culturales, idiomáticas y de costumbres diametralmente opuestas que impedirían una conciliación entre ambas naciones, más por viejos e históricos conflictos políticos que por problemas raciales.

Los juicios del expresidente Mejía son indudables, tienen valor y merecen ser sopesados, sobre todo si observamos su preocupación cuando expresó con la exactitud de un hombre que conoce de cabo a rabo, o sea, de manera completa los cuatro puntos cardinales del país: «Yo conozco la frontera y es una realidad en todos los países, siempre lo he hablado con la suficiente claridad. Podemos tener verjas pero tenemos a Luperón y a Pedernales, que es a mar abierto, es un problema», indicó el exjefe de Estado.

El proyecto de la verja no es más que un concepto publicitario que apareció en un discurso de rendición de cuentas para influencia a la población que se opone a una fusión de las dos porciones de la isla Hispaniola. Este anuncio no tiene otro significado que no sea el de una propaganda inteligentemente difundida para apaciguar las tensiones de las relaciones dominico-haitianas. Por eso el expresidente Hipólito Mejía destacó «no creer en la verja», lo que deja claro un distanciamiento de este proyecto.

¿Por qué el expresidente Mejía Domínguez se alejó de esta idea? Al parecer, porque es un anuncio meramente periodístico que tiene como propósito silenciar una mayoría que se opone a una inmigración masiva pura y simple de ciudadanos haitianos hacia territorio dominicano, con la cual se alteraría el carácter y las tradiciones culturales de los dominicanos.

Creemos que las opiniones difundidas por el expresidente en cuanto a la verja hay que apreciarlas porque están llenas de sensatez y fueron producidas con prudencia política y, además, si no se llega a construir la  verja, después de lo expresado por el expresidente Mejía, el Gobierno no quedaría mal parado frente al país.

Se dice, que detrás de la verja dominico-haitiana se esconden sombríos presagios políticos contra la República Dominicana promovidos por grupos de intereses nacionales y extranjeros que se niegan a buscarle una solución haitiana a la crisis socioeconómica y política de esa nación, crisis que se supone ha sido creada desde afuera para aprovecharse de la riqueza minera que subyace debajo del subsuelo de esa empobrecido territorio afrocaribeño el cual supone una emancipación que nunca ha sido verdadera. Ser soberano significa ser libre. ¿Ha sido Haití libre o soberano alguna vez?

La fiebre del oro en la California de 1848 parece que  ha retornado, pero esta vez al caribe africano en la geografía de un diminuto país rico en oro llamado Haití, lo que ciento setenta y tres años después de ese milagro social reaparece con la inmigración de buscadores de oro, similar a aquellos llamados forty-niners que arribaron a San Francisco por barcos y éstos últimos en modernos helicópteros, estableciéndose en territorio dominicano, fronterizo con Haití, donde se dice que adquirieron tierras, al parecer para la siembra y cosecha de aguacates.

Según se comenta, debajo de los aguacates hay grandes yacimientos de oro. No se sabe qué de cierta es esta información o si los depósitos de oro tienen carácter binacional, entonces se justificaría la idea de una supuesta fusión de las dos naciones. Si es así, quedaría descartado el absurdo de un muro fronterizo.

 

 

 

 

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