Opinión

El pensamiento crítico de Adriano Miguel Tejada

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Por: Rafael A. Escoto.

 

«Aunque un periodista liberal sea patriota quiere lo mejor para este país. Y la gente, tus amigos justos y equilibrados, no entienden eso totalmente». Mike Wallace

Paseando un domingo sobre unas calles adoquinadas de La Atarazana, un conjunto de edificaciones de estilo gótico que son una expresión arquitectónica característica de la Edad Media maravillosamente construidas en piedra con una fuerte temática religiosa, levantada por la corona española en Santo Domingo. Entro al restaurante Atarazana, una casona del siglo XVI, situada en la Zona Colonial y me encuentro con un conocido periodista y escritor santiagués que reside en Santo Domingo y quien vivió por algún tiempo en la ciudad de Nueva York; me saluda con la afabilidad propia de los cibaeños. Luego de los saludos protocolarios, como se exige en tiempo de coronavirus, el distinguido amigo y comunicador me dice: «Escotto, leo aquí en Santo Domingo tus artículos de opinión publicados los lunes en el periódico La Información, de Santiago». Y, seguidamente, me encarga darle sus saludos a mi regreso a Santiago, en nombre suyo al periodista Ignacio Guerrero.

Invité a aquel amigo a descorchar un vino Cabernet Sauvignon Oakville Reserva 2016. Entre copa y copa y al mismo tiempo admirando la belleza del restaurante Atarazana y las finas atenciones de su personal, surgió, dentro de aquella amena conversación el nombre de Adriano Miguel Tejada, abogado, periodista, historiador, catedrático universitario y director durante dieciséis años consecutivos del periódico Diario Libre, también de la Revista de Ciencias Jurídicas y la EmeEme; Estudios Dominicanos.

El escenario del Atarazana es acogedor y un magnífico lugar para pláticas amistosas entre un experimentado periodista y el autor de este artículo. En medio del diálogo surgió el retiro de Adriano Miguel Tejada del periodismo. Su paso por el diarismo lo convierte en un paradigma de la comunicación y un maestro de este oficio. Un hombre de ideas muy influyentes en la presente y futuras generaciones de periodistas. Su línea de pensamiento social y su carácter como comunicador quedaron reflejados muy temprano en sus editoriales cuando ocupó el puesto de director del periódico La Información, de Santiago.

Sus ideas y percepciones en aquel tiempo contrastaban con la visión, un tanto restringida de una sociedad como la santiaguesa, ceñida a doctrinas estructuradas a base de efectos construidos a partir de creencias establecidas por costumbres formadas por grupos que tratan de imponer su dominación sobre otras clases o grupos.

En un periódico liberal como es La Información, de reconocidas percepciones patrióticas, sus ideas políticas y sociales encontraron un terreno fértil para que a través de sus editoriales ir conformando los cambios de pensamiento a los cuales se resistía un país y una colectividad situada en la periferia que no le consentía visibilizar las transformaciones políticas, sociales y económicas que sucedían en los centros de poder que impactarían las viejas concepciones las cuales se mantenían rígidamente atadas a las llamadas naciones del Tercer Mundo, más por convicciones de tipo dogmático y no por otras causas.

Adriano Miguel, a quien no conozco personalmente, que no sea a través de sus análisis e investigaciones publicadas en sus editoriales, en los cuales este periodista se apropia de clases o grupos y sus influencias recíprocas como centro de estudio, en el plano de contrapeso, buscando una armonización social. En todo caso las reflexiones del exdirector de Diario Libre han estado orientadas a la busquedad de cambios de un orden establecido de cosas, a partir de un punto de vista de soluciones.

El pensamiento social dominicano tiende a justificar el orden existente recurriendo a circunstancias externas que imponen ese orden social como si fuera algo necesario; esas circunstancias pueden ser de esencia etérea o sobrehumana, naturales o culturales. Dice Johanna Andrea Murillo Sandoval en un trabajo compartido con Carlos Abel Martínez Valencia, ambos de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia, en un ensayo titulado «Habilidades del pensamiento social» y lo cual de alguna manera me conecta intelectualmente con el catedrático Adriano Miguel Tejada, lo siguiente: «Uno de los propósitos de la educación es formar un ser humano participativo, libre, autónomo e interesado por los fenómenos sociales que lo rodean; para ello es necesario implementar desde los procesos educativos ejes temáticos que partan de problemas y estrategias que ayuden a la formación del pensamiento social.

Y más adelante afirman los autores del trabajo citado anteriormente que la formación del pensamiento social no era una novedad en la enseñanza de las ciencias sociales, pues «ha aparecido en varios currículos oficiales bajo denominaciones tales como pensamiento crítico, indagación, resolución de problemas sociales, pensamiento reflexivo, entre otros».

Después de este encuentro en el restaurante Atarazana solo nos queda lamentar que ya no podremos disfrutar de los «AM» de Diario Libre.

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