Opinión

Matar un mosquito de un cañonazo

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Por Randy Estrella.

 

 

Es mucho lo que se ha escrito sobre la política y el poder, textos muy complejos desde Michael Foucaul y su Microfísica del Poder, hasta el maquiavelismo de El Principe y la Biología Peter Drucker con su Anatomía del Poder, uno de los más leídos ha sido la obra de Derecho Político de Robert Greene con sus 48 Leyes, pero hoy quiero poner a un lado esos escritos y tomar las enseñanzas de nuestro querido Trucupey, las cuales fueron muy bien recogidas por el General Soto Jiménez en su libro Las 58 leyes del poder de Juancito Trucupey. ‘’Matar un mosquito de un cañonazo’’, así reza la ley número 32 de Juancito, violentando el principio de reciprocidad al utilizar la fuerza, o eso parece, sí, solamente lo parece.

El objetivo principal de un partido político es alcanzar el poder, así pueden administrar el Estado conforme a sus ideas, de ahí que es imprescindible una buena organización para tomar las decisiones correctas en pos de ese objetivo, y viendo la evolución de nuestro sistema de partidos políticos, nos damos cuenta que estos tienen estructuras jerárquicas definidas, estatutos internos que rigen esas estructuras y una ley de partidos que regula los estatutos, por tanto, concluimos que, los partidos deben hacer lo que entiendan necesario para alcanzar sus objetivos siempre y cuando estén conforme a las reglas acordadas.

A principios del año 2022 la Comisión Ejecutiva del PRM tomó la decisión conforme a sus estatutos y la ley de partidos políticos, de renovar sus estructuras internas utilizando la metodología de Convención de Delegados, lo que ratificó su Comité Nacional (máximo órgano de ese partido), pero dos dirigentes se opusieron a esa decisión, intentando violentar el principio que juraron defender cuando deciden ser parte del partido (centralismo democrático), y llevan el caso al Tribunal Superior Electoral, donde no obtienen ganancia de causa, pero no se detuvieron allí, sino que se convirtieron en opositores mediáticos, violentando también la lealtad partidaria, mosquitos que hacen ruido, pequeños, pero con el virus (mañas) de la división en sus genes.

El PRM surge de la división del PRD, el último con una gran historia de división, el Moderno con una nueva visión de la política, y sin dudas, con una clara vocación de poder, se ve obligado a tomar las decisiones correspondientes para mantener un partido compacto, así sea por emulsión. El matar el mosquito de un cañonazo no fue exagerado, provocó el ruido de advertencia y la desproporcionalidad con aquellos que busquen transmitir el virus perredeista, atentando contra el objetivo del partido (mantener el poder), y como dice Becarias: ‘’el castigo no sólo debe ser proporcional a la falta cometida, sino que debe servir a la prevención del delito’’.

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