Opinión

Oigamos su voz

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Editorial periódico Camino

La naturaleza no perdona nunca, pero no porque sea vengativa, sino porque ponemos en marcha procesos de degeneración que no están en armonía con nuestro ser.

El clima es un bien común, de todos y para todos. Hay un consenso científico muy consistente, que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático, debido principalmente a la actividad humana.

Éstos mensajes permanentes del Papa Francisco advirtiéndonos sobre el futuro incierto de la humanidad, si continuamos agrediendo la naturaleza, debemos ponerle mucha atención. Lo ocurrido con el paso del huracán Beryl, es una muestra de lo que nos espera. La amenaza es real.

La pequeña isla La Unión, perteneciente a San Vicente y Las Granadinas, en el área del Caribe, es la muestra más patente. Hemos visto edificios arrasados, llanto, angustia, dolor y desesperación. Para muchos todo se perdió. Ahora necesitan la solidaridad de la comunidad internacional para aliviar su desgracia.

Ante estos hechos, se hace urgente la conversión ecológica de la que nos habla el Papa Francisco. Tenemos que educar para aprender a convivir con la naturaleza.

De ahí la importancia del trabajo que vienen realizando las sociedades ecológicas diseminadas en varios pueblos. Nos han ayudado a tomar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente.

Animamos al Ministerio del Medio Ambiente a no escatimar esfuerzos en realizar un trabajo como lo exigen estas circunstancias de ataque hacia la naturaleza.

Esperamos que ningún poder político, económico, militar, ni de otra índole, entorpezca su labor en bien de la delicada tarea que le ha sido encomendada.

Confiamos en que no haya espacios para privilegios.

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